En la sociedad tecnológica actual, los campos electromagnéticos (CEM) están omnipresentes y son emitidos por dispositivos cotidianos como teléfonos inteligentes, routers Wi-Fi, vehículos eléctricos y electrodomésticos. A medida que aumenta nuestra dependencia de estas tecnologías, también lo hace la preocupación del público por los posibles efectos sobre la salud de una exposición prolongada a los CEM. Comprender cómo interactúan los CEM con el cuerpo humano es crucial para tomar decisiones informadas sobre nuestro bienestar. Este exhaustivo artículo explora las últimas investigaciones científicas sobre los CEM, examina los posibles riesgos para la salud asociados a la exposición crónica y proporciona información basada en pruebas para ayudarle a navegar por las complejidades de la radiación electromagnética. Tanto si siente curiosidad por las fuentes de CEM, los debates actuales en torno a su seguridad o las estrategias para gestionar su huella CEM, nuestra guía sobre CEM y salud ofrece información valiosa para apoyar un estilo de vida saludable e informado.
Introducción
Los campos electromagnéticos (CEM) son fuerzas fundamentales de la naturaleza que surgen del movimiento de cargas eléctricas. Los CEM suelen denominarse radiaciones que impregnan el medio ambiente debido a fenómenos naturales y actividades humanas. Los CEM se caracterizan por su frecuencia y longitud de onda, que determinan su comportamiento e interacción con la materia. El espectro electromagnético contiene una amplia gama de frecuencias, desde campos estáticos con una frecuencia de 0 Hz hasta campos de frecuencia extremadamente baja (FEB), campos de radiofrecuencia (RF) y frecuencias más altas como ultravioleta, microondas, infrarrojos, luz visible, rayos X y rayos gamma.(1)
Comprender las fuentes y características de los campos electromagnéticos (CEM) es esencial para evaluar la exposición y los posibles efectos y resultados adversos para la salud. Los CEM naturales siempre han estado presentes, pero las actividades humanas han introducido fuentes adicionales -especialmente en los rangos de frecuencia extremadamente baja (FEB) y radiofrecuencia (RF)- a través de diversos dispositivos e infraestructuras que facilitan la distribución de electricidad, las comunicaciones, el transporte y diversos procesos industriales.
Naturaleza de los campos electromagnéticos
Los CEM pueden clasificarse a grandes rasgos en función de su frecuencia y niveles de energía:
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Radiación no ionizante: Incluye frecuencias más bajas y longitudes de onda más largas. Carece de energía suficiente para eliminar los electrones ligados de los átomos o moléculas, lo que significa que no ioniza la materia. La radiación no ionizante incluye campos estáticos, campos ELF (hasta 300 Hz), frecuencias intermedias (300 Hz a 10 MHz) y campos RF (10 MHz a 300 GHz). Algunos ejemplos son las líneas eléctricas, los electrodomésticos, las microondas y las señales de comunicación inalámbrica.(2)
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Radiación ionizante: Los CEM con frecuencias muy altas y longitudes de onda cortas poseen energía suficiente para ionizar átomos o moléculas desprendiendo electrones. Esta categoría incluye la luz ultravioleta (a frecuencias específicas), los rayos X y los rayos gamma.(3)
Fuentes naturales de CEM
Campo magnético terrestre
La Tierra genera un importante campo magnético y actúa como un imán gigante debido al movimiento del hierro fundido dentro de su núcleo exterior. Este campo magnético se extiende desde el interior del planeta hacia el espacio. Es más intenso en la superficie terrestre, entre 25 y 65 microteslas (µT). Desempeña un papel crucial en la navegación (orientación de la brújula) y protege a los organismos vivos de las radiaciones cósmicas nocivas al desviar las partículas cargadas procedentes del sol.(4-5)
Fenómenos atmosféricos y geológicos
Los rayos y las tormentas eléctricas generan campos eléctricos y magnéticos transitorios que contribuyen al fondo electromagnético natural de la Tierra. Durante una tormenta, el movimiento de masas de aire, gotas de agua y partículas de hielo dentro de las nubes provoca la separación de cargas positivas y negativas, creando fuertes campos eléctricos.(6)
Resonancias Schumann son resonancias electromagnéticas globales que se producen en la cavidad de la ionosfera terrestre. Son excitadas principalmente por descargas de rayos y tienen una frecuencia fundamental de unos 7,83 Hz y varios armónicos superiores. Se producen en frecuencias ELF en torno a 7,8 Hz y sus armónicos.(7)
Las variaciones en las resonancias Schumann son el resultado de cambios ionosféricos debidos a la radiación solar, fluctuaciones en la actividad global de los rayos, eventos solares y geomagnéticos que alteran las condiciones ionosféricas, condiciones atmosféricas que afectan a la propagación de las ondas y cambios climáticos a largo plazo que afectan a las tormentas eléctricas.(8-9)
Fuentes artificiales de CEM
La aparición de la electricidad y la tecnología inalámbrica ha introducido numerosas fuentes artificiales de CEM. Entre ellas se incluyen las siguientes frecuencias:
Campos de frecuencia extremadamente baja (FEB)
Los campos de frecuencia extremadamente baja (FEB) son campos electromagnéticos que oscilan entre 0 y 300 Hz. Suelen producirlos diversas fuentes artificiales, como las líneas de alta tensión, el cableado eléctrico de los edificios y los electrodomésticos, como frigoríficos, lavadoras y secadores de pelo.(10)
Debido a sus bajas frecuencias, los campos ELF tienen longitudes de onda muy largas, de hasta miles de kilómetros, lo que significa que pueden penetrar en la mayoría de los materiales sin atenuación significativa. Los campos ELF están prácticamente en todas partes en los entornos modernos debido al uso generalizado de la electricidad y los dispositivos eléctricos.
Campos de frecuencia intermedia (FI)
Los campos de frecuencia intermedia (FI) son campos electromagnéticos que oscilan entre 300 Hz y 10 MHz. Son emitidos por diversos dispositivos, como equipos informáticos antiguos como monitores de tubo de rayos catódicos (CRT), balastos de iluminación fluorescente (o CFL), sistemas de vigilancia electrónica de artículos (EAS) utilizados en tiendas minoristas para la prevención de robos y detectores de metales empleados en los controles de seguridad de aeropuertos y edificios públicos. Los emisores de FI más potentes del hogar son las cocinas de inducción, las CFL, los televisores LCD y los hornos microondas.(11)
Campos de radiofrecuencia (RF)
Los campos de radiofrecuencia (RF) oscilan entre 0 MHz y 300 GHz. Son emitidos por diversos dispositivos fundamentales para la vida moderna, como las tecnologías de comunicación, calefacción, navegación y médicas. Los dispositivos de comunicación inalámbrica, como los teléfonos móviles y las estaciones base (que funcionan entre 700 MHz y 2,6 GHz para 4G y hasta 100 GHz para 5G), los teléfonos inalámbricos en torno a 1,8 GHz y las tabletas y ordenadores portátiles con capacidades celulares o Wi-Fi emiten campos de RF durante la transmisión de datos. En Europa, los niveles de exposición a RF-EMF más elevados se dan en entornos públicos como bibliotecas y estaciones de tren y tranvía, con niveles de exposición a RF-EMF típicos de 0,5 V/m o superiores.(12)
La infraestructura de radiodifusión (por ejemplo, los transmisores de radio y televisión) utiliza frecuencias comprendidas entre unos 500 kHz (radio AM) y varios cientos de MHz (radio y televisión FM). Las comunicaciones por satélite emplean frecuencias de microondas. Los routers Wi-Fi y los dispositivos Bluetooth funcionan principalmente en las bandas de 2,4 GHz y 5 GHz para la conectividad inalámbrica.
Los hornos microondas utilizan campos de radiofrecuencia a 2,45 GHz para calentar los alimentos mediante calentamiento dieléctrico por excitación de las moléculas de agua.(13) Los sistemas de radar y navegación, incluidos los radares de aviación, marítimos y meteorológicos, emiten pulsos de RF a varias frecuencias de microondas para detectar objetos y recopilar datos meteorológicos.
Los implantes médicos inalámbricos, como los marcapasos, las bombas de insulina y los wearables de consumo, se comunican de forma inalámbrica para controlar y gestionar el estado de salud.
Fuente: Cancer.gov (2022).
COCHES ELÉCTRICOS Y EMF
Los coches o vehículos eléctricos (VE) emiten campos electromagnéticos (CEM) a través de un espectro de frecuencias debido a sus componentes y sistemas eléctricos. Producen campos de frecuencia extremadamente baja (FEB) (de 0 a 300 Hz) debido al funcionamiento de los motores eléctricos y al flujo de corriente entre la batería y el motor, así como campos de frecuencia intermedia (FI) (de 300 Hz a 10 MHz) procedentes de componentes electrónicos de potencia como inversores y convertidores que conmutan corrientes a altas frecuencias (normalmente entre 2 kHz y 20 kHz).(14)
Emiten campos de FI durante la carga inalámbrica (entre 20 y 150 kHz) si están equipados con sistemas de carga inductiva. Además, los sistemas de comunicación inalámbrica a bordo, como Bluetooth y Wi-Fi (que funcionan a 2,4 GHz y 5 GHz), las redes celulares (de 700 MHz a más de 2 GHz) y los sistemas de acceso sin llave (normalmente a 315 MHz o 433 MHz) emiten campos de radiofrecuencia (RF) (de 10 MHz a 300 GHz).
Estos componentes generan CEM en diversas frecuencias, pero los niveles de exposición en el interior de los vehículos eléctricos son bajos y se ajustan a las directrices internacionales de seguridad. Las medidas de diseño, como el apantallamiento y el trazado cuidadoso de los cables, minimizan las emisiones de CEM para garantizar la seguridad de los ocupantes. Sin embargo, algunos investigadores han afirmado que la exposición crónica a CEM de los conductores de VE cerca de múltiples fuentes plantea riesgos potenciales para la salud, por lo que es necesario investigar las características de los CEM y los resultados para la salud de los trabajadores del transporte público y aplicar medidas preventivas como la reubicación de los equipos eléctricos lejos de las cabinas para reducir la exposición.
Exposición a CEM en diversas ocupaciones y entornos
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Trabajadores del sector eléctrico
- Los electricistas, técnicos de líneas eléctricas y operadores de subestaciones pueden experimentar una mayor exposición a CEM debido a su proximidad a equipos de alta tensión.
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Trabajadores industriales
- Los que manejan calentadores de inducción, equipos de soldadura o trabajan cerca de grandes motores eléctricos.
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Profesionales sanitarios
- Técnicos de resonancia magnética y personal médico que trabaje con equipos de diatermia.
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Proximidad a líneas eléctricas
- Las viviendas cercanas a líneas de transmisión de alta tensión pueden presentar niveles elevados de campos de FEB.
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Uso de aparatos eléctricos
- El uso diario de aparatos domésticos contribuye a la exposición personal a CEM.
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Dispositivos inalámbricos
- El amplio uso de teléfonos inteligentes, tabletas, routers Wi-Fi y otras tecnologías inalámbricas en los hogares.
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Centros de transporte
- Los aeropuertos y las estaciones de tren están equipados con dispositivos de control de seguridad que emiten CEM.
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Zonas urbanas
- Las redes densas de estaciones base de telefonía móvil y puntos de acceso Wi-Fi aumentan los niveles de campo de radiofrecuencia ambiental.
Factores que influyen en la exposición a CEM
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Distancia de la fuente
- La intensidad de los CEM disminuye rápidamente al aumentar la distancia a la fuente. Debido a la ley del cuadrado inverso, incluso pequeños aumentos de la distancia pueden reducir significativamente los niveles de exposición.
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Duración de la exposición
- Los periodos más prolongados cerca de las fuentes de CEM dan lugar a una mayor exposición acumulada.
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Intensidad del campo
- Los campos de mayor intensidad inducen corrientes eléctricas más fuertes o una mayor absorción de energía, lo que aumenta la probabilidad de efectos biológicos.
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Frecuencia del CEM
- Las distintas frecuencias interactúan con los tejidos biológicos de diversas maneras. Los campos de FEB están más asociados a corrientes inducidas que afectan a las células nerviosas y musculares; los campos de RF están relacionados con efectos térmicos.
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Susceptibilidad individual
- La edad, el estado de salud, la genética y las enfermedades preexistentes pueden influir en la respuesta de una persona a la exposición a CEM.
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Condiciones ambientales
- Factores externos como la temperatura ambiente, la humedad y la presencia de materiales conductores pueden modificar la respuesta del organismo a los CEM.
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Blindaje y materiales de construcción
- Ciertos materiales pueden atenuar los CEM, influyendo en los niveles de exposición en interiores frente a los exteriores.
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Comportamiento personal
- Llevar el teléfono móvil cerca del cuerpo, utilizar ordenadores portátiles sobre el regazo o pasar mucho tiempo utilizando dispositivos inalámbricos afecta a la exposición individual.
Imagen: Ley del cuadrado inverso.
Mecanismos biológicos de la interacción CEM
La interacción entre los campos electromagnéticos (CEM) y los sistemas biológicos depende en gran medida de su frecuencia e intensidad. Los CEM pueden inducir corrientes eléctricas dentro del cuerpo a bajas frecuencias (por ejemplo, líneas eléctricas y electrodomésticos). Estas corrientes inducidas pueden afectar a las funciones celulares al alterar las señales eléctricas normales de los tejidos, lo que puede repercutir en procesos como la transmisión de señales nerviosas y la contracción muscular.(15)
A frecuencias más altas, sobre todo en la gama de radiofrecuencia (RF) utilizada por los dispositivos de comunicación inalámbrica, los CEM pueden provocar el calentamiento de los tejidos debido a la absorción de energía. Este fenómeno (calentamiento dieléctrico) es el resultado de la oscilación de moléculas polares como el agua dentro de los tejidos, lo que provoca un aumento de la temperatura que puede afectar a la viabilidad celular si la exposición es lo suficientemente intensa o prolongada (piense en un horno microondas).(16)
El alcance de los efectos biológicos de la exposición a CEM depende de varios factores, como la duración de la exposición, la intensidad del campo y la susceptibilidad individual. Los tiempos de exposición más largos y las intensidades de campo más altas aumentan la probabilidad de interacciones significativas con los tejidos biológicos. La susceptibilidad individual varía en función de la edad, el estado de salud y las predisposiciones genéticas, lo que significa que algunas personas pueden ser más sensibles a los efectos de los CEM que otras.(17)
Efectos sobre la salud asociados a la exposición a CEM
Riesgos de cáncer
En 2011, la IARC clasificó los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como "posiblemente cancerígenos para los humanos" (Grupo 2B), citando pruebas limitadas de estudios en humanos y pruebas inadecuadas de estudios en animales.(18)
Los estudios epidemiológicos han observado una asociación entre la exposición prolongada a campos magnéticos de FEB superiores a 0,3 a 0,4 microteslas (µT) y un mayor riesgo de leucemia infantil. Sin embargo, las pruebas son inconsistentes, con factores de confusión, como el estatus socioeconómico, que pueden influir en los resultados.(19)
Curiosamente, la exposición a campos magnéticos (ELF) se asocia con la leucemia infantil en estudios financiados por el gobierno, pero no en los financiados por la industria. Se ha demostrado que la exposición a ELF aumenta el riesgo de leucemia y cáncer cerebral y de mama en adultos. Por ello, se recomienda reducir la exposición humana a campos magnéticos elevados.(20)
Se ha investigado ampliamente la posible relación entre la exposición a radiofrecuencia (RF) de los teléfonos móviles y tumores cerebrales como el glioma y el neuroma acústico. El Estudio Internacional Interphone de 2010 no encontró ninguna asociación consistente entre el uso del teléfono móvil y los tumores cerebrales. Sin embargo, hubo indicios de un mayor riesgo de glioma en los niveles de exposición más altos, pero los sesgos y errores impiden una interpretación causal.(21)
El estudio COSMOS publicado en 2024, que no halló ninguna asociación con los tumores cerebrales, ha sido criticado por su mala y selectiva metodología. El estudio también fue financiado parcialmente por la industria de las telecomunicaciones en tres países, lo que automáticamente lo pone en duda.(22)
En cambio, la revisión sistemática de Choi et al. de 2020 y meta-análisis de 46 estudios de casos y controles hallaron pruebas significativas que vinculan el uso del teléfono celular con un mayor riesgo de tumores, especialmente entre los usuarios de teléfonos celulares que utilizan sus teléfonos durante 1000 o más horas acumuladas en su vida. Pidieron estudios de cohortes prospectivos de alta calidad para confirmar los resultados de la investigación de casos y controles.(23)
En resumen, es probable que el uso prolongado y cercano del teléfono móvil pueda suponer un riesgo de cáncer.
Otros efectos sobre la salud
Efectos neurológicos y cognitivos
Los efectos neurológicos de la radiación y los campos CEM son polifacéticos e implican cambios en la función de los canales iónicos, la dinámica de los neurotransmisores y los resultados conductuales.(24) Los campos electromagnéticos también pueden causar estrés oxidativo en el sistema nervioso, lo que puede provocar enfermedades neurológicas y síntomas asociados como dolores de cabeza, trastornos del sueño y fatiga.(25) La exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia puede inducir cambios en las células nerviosas del sistema nervioso central y actuar como fuente de estrés.(26)
La exposición a CEM también plantea riesgos de neurodegeneración y alteraciones cognitivas, sobre todo con una exposición prolongada o de alta intensidad.(27) La exposición a CEM de microondas no térmicos procedentes de teléfonos móviles, contadores inteligentes inalámbricos y emisoras de radio puede producir diversos efectos neuropsiquiátricos, incluida la depresión.(28)
Según un amplio metaanálisis de 2008, la exposición profesional a campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja (CEM-FEB) se asocia a un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, se necesita más información sobre la duración, los mecanismos biológicos y las interacciones con factores de riesgo establecidos.(29)
Efectos en los patrones de sueño
Los efectos de la exposición a CEM sobre los patrones de sueño son complejos y varían en función de la frecuencia e intensidad de los CEM y de las diferencias individuales y de género. Mientras que algunos estudios sugieren incluso ligeros efectos promotores del sueño o un aumento de la potencia del EEG en rangos de frecuencia específicos (con terapia PEMF),(30) otros indican posibles alteraciones, sobre todo con CEM de baja frecuencia.(31) La exposición a CEM de baja frecuencia (50 Hz) se ha asociado a una reducción del tiempo total de sueño, de la eficiencia del sueño y del sueño de ondas lentas.(32)
Amplios estudios transversales y algunos estudios experimentales no han encontrado asociaciones significativas entre la exposición diaria a CEM de RF y el deterioro de la calidad del sueño o el aumento de la somnolencia diurna.(33-34)
En general, la investigación actual no aporta pruebas concluyentes de efectos adversos significativos sobre el sueño debidos a la exposición a CEM. Sin embargo, es necesario seguir investigando para comprender plenamente estas interacciones.
Antes de disponer de investigaciones concluyentes sobre los CEM y el sueño, se recomienda no dormir con el teléfono y el router Wi-Fi cerca de la cama para minimizar los posibles riesgos de los CEM. Si tiene que tener el teléfono cerca de la cama, póngalo en modo avión para minimizar la radiación.
Efectos cardiovasculares
La mayoría de los estudios indican que la exposición a CEM, ya sea de fuentes de baja frecuencia o de radiofrecuencia, no afecta significativamente a parámetros cardiovasculares como la frecuencia cardíaca, la presión arterial o la función cardíaca, tanto en estudios con animales como con humanos.(35-36)
Sin embargo, existen resultados contradictorios sobre el efecto de los CEM en la variabilidad de la frecuencia cardiaca, y algunos estudios sugieren posibles alteraciones de la regulación autonómica. Por ejemplo, la exposición a CEM artificiales ambientales se correlaciona significativamente con una disminución de los índices SDNN, SDANN y PNN50 en la variabilidad de la frecuencia cardíaca.(37-38)
Por otra parte, cada vez hay más pruebas de que determinados espectros de CEM pueden tener aplicaciones terapéuticas para ciertas afecciones cardiovasculares.
Efectos sobre la reproducción y el desarrollo
Se ha demostrado que la exposición a CEM afecta a la salud reproductiva y al desarrollo. La exposición a CEM aumenta la producción de especies reactivas del oxígeno (ROS), lo que provoca estrés oxidativo y posibles daños en el ADN de las células reproductoras. El estrés oxidativo está relacionado con alteraciones en la espermatogénesis y la oogénesis, que afectan a la calidad del esperma y a la diferenciación de los ovocitos.(39)
La exposición a los CEM de los teléfonos móviles puede causar un desequilibrio entre los mecanismos prooxidantes y antioxidantes, lo que provoca alteraciones en las células espermatogénicas y, potencialmente, daños en el ADN. Además, la exposición a los teléfonos móviles puede repercutir negativamente en la fertilidad y los procesos reproductivos a través de alteraciones celulares, mal plegamiento de proteínas y daños en el ADN.(40-41)
En resumen, el impacto en la fertilidad masculina y femenina, así como en los resultados del embarazo, varía según el tipo, la frecuencia y la duración de la exposición a CEM. Algunos estudios han informado de efectos adversos significativos, mientras que otros encuentran un impacto mínimo o nulo.(42) Esto subraya de nuevo la necesidad de una investigación más normalizada y controlada para comprender las implicaciones de la exposición a CEM en la salud reproductiva.
Hipersensibilidad electromagnética (EHS)
La hipersensibilidad electromagnética (EHS) es una afección en la que las personas dicen experimentar efectos adversos para la salud cuando se exponen a campos electromagnéticos (CEM) de teléfonos móviles, routers Wi-Fi y otros dispositivos electrónicos. Los afectados refieren síntomas inespecíficos como dolores de cabeza, fatiga, mareos e irritación cutánea, que atribuyen a la exposición a CEM.(43-44)
Tres hipótesis principales explican el origen del EHS:
- La hipótesis electromagnética (efectos directos de los CEM)
- La hipótesis cognitiva (efecto nocebo de la creencia en el daño de los CEM)
- La hipótesis atributiva (mecanismo de afrontamiento de enfermedades preexistentes)
Unos pocos estudios sugieren la posibilidad biológica del EHS, indicando que la exposición a CEM puede provocar cambios en la señalización del calcio, la activación de procesos de radicales libres y la alteración de la barrera hematoencefálica. Estos cambios podrían explicar los síntomas neurológicos y fisiológicos que presentan los afectados por el EHS.(45) Muchos pacientes hipersensibles parecen tener sistemas de desintoxicación deteriorados que se sobrecargan por un estrés oxidativo excesivo.(46-48)
Algunos investigadores también postulan que electrohipersensibilidad es un trastorno neurológico caracterizado por inflamación, estrés oxidativo, fugas de la barrera hematoencefálica y anomalías de los neurotransmisores. Afirman que la electrohipersensibilidad debe definirse por la disminución del umbral de tolerancia del cerebro a los campos electromagnéticos.(49)
Sin embargo, los estudios de provocación a ciegas y a doble ciego no suelen respaldar la capacidad de los afectados por EHS para detectar la exposición a CEM mejor que el azar, lo que sugiere que los CEM pueden no causar directamente los síntomas. Las pruebas científicas sugieren que los síntomas pueden estar influidos por efectos nocebo o factores ambientales no relacionados con la exposición a CEM.(50-51)
Las encuestas indican que un pequeño porcentaje de la población declara padecer EHS, con una mayor prevalencia entre las mujeres de mediana edad y las personas con mala salud percibida. Los trastornos comórbidos como la ansiedad, la depresión y los síndromes somáticos funcionales son frecuentes entre los afectados por el SSE.(52-53)
La investigación sobre la hipersensibilidad electromagnética (EHS) se encuentra todavía en sus primeras fases y se enfrenta a retos metodológicos. Por lo tanto, aunque las pruebas científicas actuales no respalden plenamente su existencia, la afección aún puede ser biológicamente posible. Las nuevas investigaciones deberían combinar la exposición a CEM con técnicas moleculares de alto rendimiento para detectar objetivamente las respuestas bioquímicas individuales, reconociendo que la sensibilidad a los CEM depende de factores genéticos y epigenéticos.(54)
Directrices y normas reguladoras de la exposición a CEM
Comprender y gestionar la exposición a los campos electromagnéticos (CEM) es crucial para la salud y la seguridad en general. Para ello, se han establecido directrices internacionales y normativas nacionales para limitar la exposición a CEM procedentes de diversas fuentes.
La Comisión Internacional sobre Protección frente a Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) y el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) han desarrollado límites de exposición exhaustivos para proteger a las personas de los conocidos efectos adversos para la salud de la exposición a CEM. Estas directrices se basan en una amplia investigación científica y están diseñadas para prevenir los riesgos para la salud asociados a la exposición a corto y largo plazo a CEM de diferentes frecuencias.
Directrices de la ICNIRP
Abarcan la exposición a radiaciones no ionizantes, incluidos los campos estáticos, de baja frecuencia y de radiofrecuencia de hasta 300 GHz. Establece límites para la exposición ocupacional (de los trabajadores) y la exposición del público en general, teniendo en cuenta factores como la frecuencia, la intensidad y la duración. Se basa en investigaciones revisadas por expertos y en evaluaciones de los efectos biológicos, como el calentamiento de los tejidos por los campos de radiofrecuencia y la estimulación nerviosa por los campos de baja frecuencia.(55)
Según una rigurosa crítica científica, las directrices ICNIRP 2020 no cumplen los requisitos fundamentales de calidad científica y, por tanto, no son adecuadas como base para establecer límites de exposición a RF-EMF para proteger la salud humana. Con su visión exclusivamente térmica, la ICNIRP contrasta con la mayoría de los resultados de la investigación y, por tanto, necesitaría una base científica especialmente sólida. Los investigadores independientes también afirman que las directrices ICNIRP 2020 no pueden ofrecer una base para una buena gobernanza.(56)
Normas IEEE
Las normas IEEE desempeñan un papel fundamental en el establecimiento de niveles de seguridad para la exposición humana a los campos electromagnéticos (CEM), con especial atención a la gama de radiofrecuencias (RF). Estas normas, especialmente la serie IEEE C95, proporcionan directrices exhaustivas que establecen límites de exposición con base científica para proteger contra los efectos adversos conocidos de los campos de RF sobre la salud.(57)
Las Normas IEEE detallan umbrales específicos para la exposición ocupacional y del público en general, teniendo en cuenta factores como la frecuencia, la intensidad y la duración de la exposición. Las normas IEEE también describen técnicas y protocolos de medición precisos para garantizar una evaluación exacta y el cumplimiento de los límites establecidos.(58)
Efectos de la radiación 5G en la salud
Desde su aparición en todo el mundo, los efectos sobre la salud de la radiación 5G han sido objeto de gran preocupación e investigación. Diversos estudios han investigado los posibles impactos biológicos y sanitarios de la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) asociados a la tecnología 5G. Los RF-EMF se reconocen cada vez más como contaminación ambiental, con posibles efectos sinérgicos de otras exposiciones tóxicas.(59)
Se ha demostrado que la exposición a RF-EMF, incluida la 5G, favorece el estrés oxidativo, que está relacionado con el cáncer, las enfermedades agudas y crónicas y los problemas vasculares. Las ondas milimétricas (MMW) utilizadas en la 5G pueden aumentar la temperatura de la piel, alterar la expresión génica y promover la proliferación celular y la síntesis de proteínas, que están relacionadas con el estrés oxidativo y la inflamación.(60-61)
Dadas las pruebas existentes, algunos investigadores abogan por el principio de precaución, sugiriendo que los sujetos expuestos pueden ser potencialmente vulnerables y que deberían revisarse los límites de exposición existentes.
Según una amplia revisión de estudios publicada en 2021, los estudios experimentales y epidemiológicos actuales no aportan pruebas confirmadas de que las ondas milimétricas de baja intensidad (MMW) estén asociadas a efectos adversos para la salud.(62) Sin embargo, esta revisión ha recibido críticas metodológicas: "La revisión de Kapridis et al. (2021) es inadecuada e incompleta -proporciona pruebas insuficientes de seguridad (que la industria utiliza para justificar el despliegue generalizado de 5G)- y equipara erróneamente la gestión del riesgo con la confirmación del daño (un punto en el que es demasiado tarde dada la gran población expuesta sin consentimiento), lo que nos lleva a abogar por un enfoque de precaución debido a los riesgos conocidos y desconocidos."(63)
Desde 2022, la investigación ha progresado rápidamente, y tanto los estudios en humanos como en animales han mostrado algunos efectos adversos adicionales para la salud.
Según una publicación muy reciente (2024), siete informes de casos suecos involucraron a 16 individuos de entre 4 y 83 años que desarrollaron síntomas asociados con el síndrome de microondas poco después de la exposición a altos niveles de radiación de radiofrecuencia (RF) de estaciones base 5G cercanas, con mediciones máximas superiores a 2,500,000 μW/m². Los síntomas comunes incluían dificultades para dormir (insomnio, despertar precoz), dolores de cabeza, fatiga, irritabilidad, problemas de concentración, pérdida inmediata de memoria, angustia emocional, tendencias a la depresión, ansiedad o pánico, sensaciones táctiles inusuales (disestesia), sensaciones cutáneas como ardor y dolor agudo, síntomas cardiovasculares (pulso transitoriamente alto o irregular), dificultad para respirar (disnea) y dolor muscular y articular; los trastornos del equilibrio y el tinnitus eran menos comunes. En la mayoría de los casos, estos síntomas disminuyeron o desaparecieron después de que los individuos se alejaran de las zonas con exposición al 5G. Los autores consideran estos casos como ejemplos típicos de estudios de provocación y sugieren que estos hallazgos refuerzan la urgencia de detener el despliegue de 5G hasta que se hayan realizado más estudios de seguridad.(64)
Un estudio de 2024 en el que se expuso a ratones a campos de radiofrecuencia de 4,9 GHz, simulando la exposición a comunicaciones 5G, descubrió que la exposición a largo plazo alteraba la composición de la microbiota intestinal y los perfiles metabólicos -evidenciada por una reducción de la diversidad microbiana y cambios significativos en los metabolitos-, lo que sugiere que la exposición a radiofrecuencia de 4,9 GHz está asociada a cambios en la microbiota intestinal y el metabolismo.(65)
Weller y McCredden (2024) examinaron el debate sobre los efectos de la 5G en la salud y descubrieron que las preocupaciones del público son racionales y se centran en la salud. Los científicos independientes que advierten de los riesgos tienen mucha experiencia en CEM y salud. Por el contrario, quienes rechazan estos riesgos suelen tener afiliaciones industriales o vínculos reguladores, tácticas paralelas a las utilizadas por la industria tabacalera. Los autores abogan por una mayor transparencia, la inclusión de principios de precaución en la formulación de políticas y la participación de científicos independientes y voces públicas para abordar las posibles repercusiones de la tecnología 5G en la salud.(66)
En resumen, los posibles efectos adversos para la salud de la proximidad de estaciones base 5G son reales y deben tenerse en cuenta al evaluar la salud individual y pública. La investigación sobre los efectos sanitarios de la 5G debe ser imparcial y transparente, analizando todos los resultados y mecanismos posibles.
Cómo protegerse del exceso de radiación CEM
Protegerse del exceso de radiación de los campos electromagnéticos (CEM) implica adoptar estrategias que reduzcan eficazmente la exposición a estos campos de energía omnipresentes.
Entre los métodos científicamente respaldados para minimizar la exposición a los CEM se incluyen los siguientes:(67-68)
- Aumentar la distancia de las fuentes CEM: La intensidad de la exposición a los CEM disminuye bruscamente con la distancia. Por ejemplo, utilizar un altavoz o unos auriculares con el smartphone aleja el dispositivo de la cabeza y el cuerpo, reduciendo así la exposición.
- Limite el uso de dispositivos emisores de CEM: Reducir el tiempo de uso de dispositivos como teléfonos móviles, tabletas y ordenadores portátiles puede disminuir la exposición general a los CEM. Elija alternativas con cable en lugar de inalámbricas (consulte el siguiente paso).
- Utilice conexiones por cable: Optar por conexiones a Internet por cable (Ethernet) en lugar de Wi-Fi y periféricos por cable (ratón, teclado) puede reducir significativamente la dependencia de las señales inalámbricas y las emisiones de CEM asociadas.
- Apague los dispositivos cuando no los utilice: Apagar los dispositivos electrónicos, especialmente los que emiten CEM como los routers Wi-Fi y los teléfonos inalámbricos, cuando no se necesitan puede reducir la exposición innecesaria.
- Mantenga la distancia en casa: Coloque las fuentes de CEM lejos de las zonas más frecuentadas, como dormitorios y salones. Por ejemplo, coloque el router Wi-Fi en un lugar menos céntrico para minimizar la exposición en las zonas donde pasa más tiempo.
- Utilice el modo avión: Activar el modo avión en su smartphone y otros dispositivos inalámbricos cuando no los utilice puede reducir significativamente las emisiones de CEM.
- Optimice los ajustes del dispositivo: Reducir la configuración de energía de los dispositivos que emiten CEM, como reducir el brillo de las pantallas o limitar el uso de funciones inalámbricas, puede ayudar a minimizar la exposición.
- Blindaje: En determinadas situaciones, el uso de materiales de apantallamiento CEM (por ejemplo, telas de apantallamiento y películas para ventanas) puede reducir la penetración de CEM en espacios habitados o de trabajo. Sin embargo, la eficacia de estas medidas puede variar.
Conclusión
Los campos electromagnéticos (CEM) forman parte integrante del entorno natural y de la sociedad tecnológica moderna. Comprender sus fuentes y características es esencial para evaluar la exposición y los posibles efectos sobre la salud. Aunque los CEM naturales siempre han estado presentes, las actividades humanas han introducido fuentes adicionales, especialmente en los rangos de frecuencia extremadamente baja (FEB) y radiofrecuencia (RF). Estos campos son producidos por diversos dispositivos e infraestructuras que facilitan la distribución de electricidad, la comunicación, el transporte y diversos procesos industriales.
El conocimiento de los tipos y fuentes de CEM permite tomar decisiones informadas sobre la exposición y aplicar medidas de seguridad cuando sea necesario. Basándose en los conocimientos científicos actuales, los organismos reguladores intentan establecer directrices y normas para garantizar que las emisiones de CEM de dispositivos e instalaciones se mantengan dentro de niveles seguros. La investigación continua y los avances tecnológicos contribuyen a perfeccionar estas normas y a mejorar nuestra comprensión de los CEM y sus interacciones con los sistemas biológicos.
Referencias científicas:
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